Otro. Y ya son 28 ediciones de Hatortxu Rock. ¡Y de qué forma! Una vez más, y convertido casi en costumbre, el espacio organizado en Atarrabia se quedó pequeño. Pequeño, pero lleno de solidaridad.
La política de alejamiento ha terminado y con ella la situación del conflicto en Euskal Herria ha cambiado radicalmente. Pero tenemos memoria, y amor por toneladas. Sara Fernández, Rosa Amezaga, Arantza Amezaga, Pilar Arsuaga, Alfonso Isasi, Antxoni Fernández, José Mari Maruri, Mari Karmen Salbide, Rubén Garate, Iñaki Saez, Asier Heriz, Argi Iturrlade, Iñaki Balerdi, Leo Esteban, Natividad Junko y Karmele Solaguren estuvieron este sábado en Hatortxu.
La política de alejamiento es pasado, sí, pero aún no se ha resuelto todo. Por eso nos reunimos este sábado, reivindicando un nuevo paso. Lo que exigimos es una sacudida a la situación que nos perpetúa en el pasado y una salida a la situación de las presas, refugiadas y deportadas políticas vascas. Se han acabado los viajes de todo el fin de semana y queremos dejar atrás el sufrimiento que ello ha provocado. Pero sabemos que no ha terminado todo. Tenemos un nuevo final en el horizonte.
Y en ese camino dimos ayer un nuevo paso, entre miles de personas. La carpa principal dejó espectaculares imágenes desde primera hora de la tarde, cuando apareció casi llena con el concierto de Los Chikos del Maiz. A partir de entonces, el espacio ha estado lleno hasta que a las 06:30 de la mañana lo hemos cerrado. ¡Gracias, de verdad! Tan lleno que hacia medianoche se han agotado todas las entradas. De todo corazón, gracias a todas los que dais sentido a un festival solidario como el Hatortxu.
Cómo no, multiplicadas esas gracias a todas esas voluntarias que hicieron posible el festival, unas 500. Qué tesoro es hoy que cientos de personas, de forma voluntaria, con cariño, se pongan a trabajar y consigan un resultado así.
Sin embargo, el festival no ha sido redondo. Ha estado lejos de serlo. De hecho, se denunciaron dos agresiones machistas en el espacio Hatortxu Rock. Lo decimos claro, la solución al asunto de las presas, refugiadas y deportadas la tenemos que dar entre todas y por eso queremos que el mayor número de gente se sume al Hatortxu Rock. Pero decimos todavía de forma más rotunda que tú, agresor, no eres bienvenido. El Hatortxu Rock tiene que ser un espacio seguro para todas y también habrá que seguir trabajando en ello.